Al día siguiente comenzábamos un encuentro de sacerdotes y religiosas de la Diócesis sobre Teología Moral. Al comenzar apareció el Vicario de la Diócesis y nos comunicó que dos curas de El Chamical habían sido secuestrados. El Obispo mandó a dos sacerdotes para hacer los trámites correspondientes y nos invitó a dar comienzo al encuentro. Se pueden imaginar cómo pasamos ese día.
Por la noche del día siguiente, celebrando la Misa, el Vicario que era uno de los encargados de averiguar lo que había pasado con los dos sacerdotes, se acercó al Obispo y le habló al oído. Recién habíamos celebrado la Consagración. El Obispo nos dijo: “Los mataron… Vamos a continuar la Misa”. ¡Qué Misa! Terminada la misma el Obispo nos invitó a mantener la calma y dio determinadas órdenes. A la mañana siguiente me enviaron a Montevideo.
El 4 de agosto el obispo Enrique Angelelli moría “en un extraño accidente automovilístico”.
Con el tiempo se fueron esclareciendo los hechos. El secuestro y muerte de los sacerdotes y ese “extraño accidente automovilístico” fue perpetrado por las fuerzas opresoras.
Esta trágica experiencia vivida en La Rioja me marcó para toda mi vida.