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A partir de este encuentro acordamos comunicar este mensaje a nuestros hermanos, pastores, consagrados y laicos de otras comunidades y movimientos de nuestra Iglesia Uruguaya.

“Soñamos con una Iglesia en Salida y en Camino de Conversión”

Sin desconocer la necesidad de una estructura vertical que con la gracia del Espíritu Santo garantiza la unidad de la Iglesia, creemos que para el cumplimiento de nuestra misión eclesial, el Pueblo de Dios y en particular los laicos, debemos asumir un renovado protagonismo, que debe ser promovido por los pastores[1].

A continuación compartimos algunas propuestas, con las cuales nos comprometemos, orientadas a hacer realidad la Iglesia que soñamos.

Iglesia: Comunidad de Comunidades.

El Pueblo de Dios no es una masa uniforme y anónima. Es una comunidad de comunidades. El crecimiento en la fe exige que esta sea compartida en una pequeña comunidad, donde el encuentro fraterno posibilite, por acción del Espíritu el crecimiento en el conocimiento de Jesús y de su proyecto, el fortalecimiento de la fe mediante el encuentro personal con el Señor, y el compromiso con la misión eclesial de vivir y anunciar el Evangelio para contribuir a la realización plena del Reino de Dios. Es necesario el encuentro frecuente y fecundo de las pequeñas comunidades para contemplar la vida, iluminarla con la palabra, ponerla en oración, asumir los compromisos que el Espíritu nos suscita, y celebrarlo en el encuentro dominical con el resto de la Iglesia local.

Iglesia de puertas abiertas y con comunidades que salen al encuentro y se comprometen:

Comunidades parroquiales dispuestas a recibir de manera cálida y atenta a quienes se acercan, en particular a los más vulnerados por nuestra sociedad, ofreciendo espacios de encuentro y de participación, son necesarias para generar relaciones fraternas, sentido de pertenencia e identidad comunitaria.

Pequeñas comunidades reunidas preferentemente en las casas, que estén abiertas a la integración de los vecinos, a sus necesidades, a los problemas del barrio, y que acompañen a sus integrantes en sus desafíos familiares y laborales y en su compromiso con las organizaciones sociales, en los sindicatos o en la actividad política, son vitales para la realización de la misión de los laicos.

Las pequeñas comunidades y movimientos articulados en Red, generan procesos de intercambio y de comunicación hacia dentro y hacia afuera de la Iglesia, yendo al encuentro de quienes piensan diferente para buscar oportunidades de comunión. De este modo las redes eclesiales constituyen una expresión de Iglesia de gran potencial para la evangelización en el mundo de hoy.

Iglesia: Construcción del Espíritu con la participación de todos los bautizados.

Los laicos no debemos ser meros ejecutores de proyectos elaborados por la jerarquía eclesiástica. Tenemos mucho para aportar en el proceso de elaboración de orientaciones, planes y proyectos pastorales, desde nuestra sensibilidad propia y desde nuestras ricas y diversas experiencias. En particular promovemos el derecho de la mujer a participar plenamente, en condiciones de igualdad, de la vida de la Iglesia. Para canalizar y aprovechar estos aportes es necesario perfeccionar y hacer efectivas las estructuras de participación a nivel parroquial, zonal, diocesano y nacional, que permitan incluso la participación de los laicos en la designación de sus obispos. El compromiso en la ejecución requiere participación desde la concepción.

Iglesia que vive y transmite la alegría del Evangelio empezando por los más pobres.

Para ser fieles a Cristo nos sentimos “llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo”(LS No187). Yendo a su encuentro, nos encontraremos con Cristo, para evangelizarnos con ellos, compartir la alegría del Evangelio y comprometernos en su liberación, que es liberación de nuestro propio pecado social.

Estamos comprometidos con esta Iglesia en salida y en camino de conversión.

Cristianos en Red Uruguay

 

[1] “Nos hace bien recordar que la Iglesia no es una elite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos, sino que todos formamos el Santo Pueblo fiel de Dios… El Santo Pueblo fiel de Dios está ungido con la gracia del Espíritu Santo, por tanto, a la hora de reflexionar, pensar, evaluar, discernir, debemos estar muy atentos a esta unción”. Carta del Papa Francisco al Cardenal Marc Ouellet, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina (19 de marzo de 2016)

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